domingo, 23 de agosto de 2015

Monseñor Arellano cumplió veinte años como obispo de Esmeraldas

Monseñor Arellano junto al Vicario Silvino Mina
Luis Freire/Regional Norte

"Sentí miedo porque no estaba preparado para ser obispo. Fui mi primer sentimiento que no puedo negarlo", manifestó Monseñor Eugenio Arellano, al recordar sus dos décadas como obispo de la iglesia católica de Esmeraldas.
Su posesión eclesial se dio el domingo 20 de agosto de 1995, luego de ser recibido 2 días antes por el pueblo esmeraldeño en una masiva caravana.
Recuerda que nunca pensó ser sacerdote ya que se graduó como docente en una de las universidades de España. Pero en la adolescencia conoció a un amigo de la infancia que le conversó  de la Misión Comboniana, y que trabaja con que ellos en los pueblos y con las tribus de África.
Luego que dejó la docencia, ingresó a estudiar Teología, en la Universidad Católica de París  Después de su graduación lo asignaron en Barcelona, para trabajar con jóvenes con vocación al sacerdocio.
Eugenio nació en Corella (Navarra 1944). Llego a Esmeraldas en 1977 y trabajó 4 años en San Lorenzo, en el noroccidente de Ecuador, frontera con Colombia. Después en Viche (Quinindé) y pasó a trabajar con los seminaristas en la iglesia Santa Marianita, en la capital esmeraldeña, donde conoció al actual segundo vicario Silvino Mina.
A su retorno a París, se integró en la Misión Comboniana y en 1995, el Papa Juan Pablo II, lo designa como obispo vicario de Esmeraldas. Comenta Arellano Fernández, que inicialmente no le firmó la carta del Sumo Pontífice, hasta tener la autorización de su congregación católica.
Pero la insistencia lo obligó a firmar y regresar de nuevo a la provincia "verde", la que conoció en una biblioteca de España, que tenía una refinería y habitantes afroecuatorianos, con los cuales trabajó como misionero, junto a la nacionalidad chachi, awá y epera, en su primera estadía.
Eugenio aseguró: “ Que Esmeraldas es un pueblo gozoso de su dignidad y libertad. Es un pueblo altivo y jamás humillado”. Le gusta estar cerca de sus conciudadanos y por eso no duda en salir a la calle para organizar y encabezar manifestaciones a favor de los derechos de los más pobres.
En 1996 participó en una de estas movilizaciones, luego del dantesco incendio que cobró víctimas por el derrame de derivados de crudo de la Refinería de Esmeraldas.
También ha criticado la tala de los bosques, la minería legal e ilegal, reclamo de servicios básicos, aunque ello le suponga criticas o acusaciones por parte del poder. Su lenguaje es claro y directo, denunciando las injusticias que ve y buscando siempre caminos de reconciliación.
Su mayor empeño es promover y defender los derechos de los afroecuatorianos. Una prueba de ello es la publicación en el 2009, en colaboración con el Centro Cultural Afroecuatoriano, de la “Enciclopedia del Saber Afroecuatoriano”. Es una recopilación de materiales educativos y pedagógicos que giran en torno a la historia, la identidad cultural y los saberes tradicionales de las comunidades negras de Ecuador.
También en bajar las tensiones y desmovilizar a grupos juveniles en delitos, reagrupar a las familias y ampliar la educación laica a las comunidades de la zona norte. Para cubrir la demanda de profesores del Ministerio de Educación, en Eloy Alfaro y San Lorenzo, que se autocambiaron, se designó a 218 docentes que residen en la comunidad.
Además, creación de establecimientos escolares laicos, un hospital, entre otros servicios. Cuando estuvo delicado de salud y fue intervenido con cirugía de la hernia, monseñor Arellano se la realizó en el hospital Delfina Torres, donde estuvo internado para su recuperación.
Arellano se siente esmeraldeño y asegura que no regresará a su país, porque está cumpliendo con el legado que dejaron sus antecesores obispos Ángel Barbizotti y Enrique Bartolucci (fallecidos) (I)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tabacchi propone cadena perpetua a jueces corruptos

El candidato presidencial se comprometió a combatir la corrupción en el sistema de justicia para tener paz y seguridad Francesco Tabacchi, c...